Por Carlos Alberto Oropeza
Hoy 3 de octubre de 2013 se cumple 114 años del nulo e irrito Laudo de 1899. Allí en una tarde fría de París el mundo fue testigo del más abominable acto de intervención, humillación y deslealtad de parte de una nación civilizada como la Inglaterra victoriana hacia un país pobre y lastimado como la Venezuela de finales del siglo XIX. Se arrebató de la más sucia manera, con artimañas y ofrecimientos deshonestos 159.000 kilómetros cuadrados de tierra soberana, Pisada por primera vez por los conquistadores españoles y reclamada con profundo heroísmo el Libertador Simón Bolívar.
Ya no basta repetir los antecedentes del problema, producto de la insaciable voracidad de la Gran Bretaña,. Que hizo lo mismo a naciones como España en Gibraltar y a Honduras con Belice. Esa hambre de oro, que desecha la moral y las virtudes del hombre, y los hace cometer crímenes y pecados, esa avaricia que no escucha los llamado del Señor de justicia hacia el desvalido. Inglaterra era la potencia mundial del momento y lamentablemente el país estaba desangrado por las guerras civiles y los caudillos.
Venezuela indefensa pidió auxilio, y estados Unidos, mas por resaltar su dominio en América, decidió intervenir apoyados en la famosa doctrina “América para los americanos” al Gobierno Nacional. Al principio se vio una luz de esperanza con la firmeza expresada desde Washington de revisar la documentación e intervenir por nuestro país. Pero luego se observó los movimientos de Gran Bretaña en el Tratado arbitral de 1897 negociado entre las dos potencias sin la presencia venezolana. Allí se negó que Venezuela pudiera contar con sus árbitros, por negativa de la Gran Bretaña. A partir de allí se evidenciaron nubes negras.
Llegaría el año 1899. Luego de muchas reuniones, revisión de documentos, mapas y testimonios de expertos, En octubre de ese año nos despojaron de más del 90% del territorio disputado. Gracias a acuerdos políticos (y hasta económicos), El Juez Frederic de Martens traza una línea rara, que no tenia sustento histórico, que respondía al interés ingles de llegar a las minas de oro del Yuruari. No explico de Martens porque se llegó a esa decisión, solo explicó que la línea comenzaba en punta Playa y terminaba en el Roraima, el mundo se sorprendió de tal acto de imperialismo.
Venezuela fue coaccionada para firmar tal acuerdo. Hay que recordar que días después el Presidente Ignacio Andrade fue sacado del Poder. Algunos días después Inglaterra de forma inamistosa presiono al país para trazar la línea o lo harían ellos…El país, herido por tal acción decidió enviar a un grupo para evitar que Gran Bretaña nos quitara mas territorio.
Un testigo del hecho el abogado Severo Mallet Prevost denunció las artimañas inglesas y años después describió el proceso deshonesto y lo que hicieron los árbitros norteamericanos para que no nos quitaran las bocas del Orinoco, nuestro soberbio río patrio.
Años después el gobierno venezolano se armo de valor y entereza y recopiló información y documentos para poder probar la injusticia de la decisión y restituir ese pedazo de amada tierra venezolana. Y así comenzó la causa, un 12 de noviembre de 1962, cuando el eminente ciudadano Marcos Falcón Briceño declaró al mundo que Venezuela no aceptaba el Laudo de 1899 porque era nulo e irrito. Desde ese momento todo el país se unió para gritar al mundo ¡El Esequibo es Nuestro!
Guyana, sucesor de Gran Bretaña sigue con la política explotadora y dañina en el Esequibo: Maltratando a la población amerindia venezolana, destrozando el ecosistema y contaminando nuestros ríos, como sucedió en 1995 cuando derramaron millones de metros cúbicos de cianuro al rio Esequibo y llenando de tragedia, crimen y muerte a nuestro territorio: ¿Quién no recuerda lo que sucedió en Jonestown en 1979, cuando en el Esequibo, con la anuencia de Georgetown Jim Jones asesino 1000 personas entre ellos ancianos y niños? Aun estos problemas persisten y se agravan. Lo último: invaden nuestro Atlántico buscando petróleo sin que se haya producido la protesta venezolana. Da tristeza el amor que siente el Gobierno por el país.
Luego de muchos tropiezos y triunfos, la causa del Esequibo no se ha perdido. Una generación, hijos de Marcos Falcón Briceño, aun nos negamos a aceptar ese Laudo, con la razón por delante y con un profundo amor por nuestra patria seguimos haciendo el trabajo que no hacen los gobiernos. Miles de venezolanos se han trazado como tarea de vida que el tema del Esequibo se una causa nacional, volver aquellos años 60 donde Ricardo Aguirre nos recordaba que “Los niños desde la escuela deben saber mientras vivan que la Guayana Esequiba pertenece a Venezuela”, donde de forma soberana y valiente el Gobierno Nacional publicó mapas con aquella rayada ZONA EN RECLAMACIÓN, que tanto nos intrigaba desde niños.
En la escuela preguntaba a una maestra que era la ZONA EN RECLAMACIÓN, obteniendo evasivas, ya que lamentablemente desconocía o no le importaba el asunto. En el liceo profesores tenían respuestas ambiguas: unos decían que si era nuestro y otros que estaba perdido. Por ello, decidí investigar y desde mi adolescencia sigo sorprendiéndome de aquel Laudo abominable. Hoy, como docente, me dedico a abrir los ojos de mis alumnos, en los cuales brilla una llama de amor al país al saber más del tema, preguntan con vivo interés y mantienen esperanzas por la recuperación de nuestro Esequibo.
Y como venezolano, me mantendré en la lucha hasta el fin de mis días. Con la fe de bañarme en las aguas del río Esequibo, ver las cataratas de Kaieteur, y observar el amarillo, azul y rojo en las sabanas del Rupununi, que fueron testigos de la valentía de Valerie Hart. A dos años de iniciar este humilde blog, aun con lo difícil de conseguir información, de no poder publicar y ver como nuestro gobierno no le interesa este tema, seguiremos informando a Venezuela y el Mundo lo que ocurre en nuestra hermosa Guayana Esequiba. A mis compañeros de lucha: adelante, no dejemos que la causa desaparezca.
¡EL ESEQUIBO FUE, ES Y SERA POR SIEMPRE NUESTRO!
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