sábado, 14 de mayo de 2016

A Guayana



Por Alberto Arvelo Torrealba

Tierra gallarda que al armado pecho
del español opuso los bravios 
pechos de sus indigenas, impíos 
porque amaron su patria y su derecho.

Tierra que combatió con nobles bríos 
hasta el yugo invasor mirar desecho;
tierra brava que abarcan en estrecho
abrazo un mar y dos gigantes ríos.

Rica y heroica y desolada tierra.
El Segundo Congreso es en su historia
a la vez sol de paz y sol de guerra,

a cuyas luces multiples y grandes
se va Bolivar a buscar más gloria
más allá de las nieves de los Andes.




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