jueves, 20 de diciembre de 2012

Comunicación 1930 de Ezequiel Rojas para José Andrade sobre el protocolo "secreto" firmado por Richard Olney y Julián Pauncefote (30 de diciembre de 1896)



Ezequiel Rojas

Señor: 



He leído los diversos juicios y comentarios que ahí se han hecho acerca del protocolo firmado por los señores Olney y Pauncefote para el arreglo de la cuestión de límites entre los Estados Unidos de Venezuela y la Gran Bretaña. 


Hallo por primera vez ese documento publicado en el NEW YORK JOURNAL del 6 de este mes, que se remitió de Londres a su redactor, por quien se hace alarde del hecho como una hazaña rara vez realizada por el periodismo. 

En el numero siguiente del mismo diario se anuncia con cifras de marca mayor en la primera pagina que, “la publicación del tratado causa gran conmoción”; que “Sir Julian Pauncefote dice por el cable a la metrópoli que los intereses de la Gran Bretaña han sido puestos en riesgos por las revelaciones del Diario, que prueban cuan diplomáticamente ha mirado Inglaterra por sus intereses, que la exclusiva presentación de los términos del convenio de limites ha asumido una gravedad internacional,; y que el Presidente Cleveland manifiesta su indignación por haber otra vez más Inglaterra publicado secretos de Estado”. 

Observo que para el 8 el señor Olney mandó dar a la estampa el propio memorándum, cuando hubo recibido el calograma de usted. 

Noto, además, que en los círculos diplomáticos es unánime la opinión de que el tratado prácticamente abandona toda la causa de Venezuela, y asegura el triunfo Británico en todo los puntos esenciales; que ninguno de los diplomáticos duda ni un por un momento que el quinto arbitro será favorable a la Gran Bretaña y decidirá a su favor todos los puntos que se susciten que en especial los diplomáticos de la América Central y del Sur forman una triste idea de la situación, y declaran que saltar de la enérgica actitud protectora tomada por el presidente Cleveland en su mensaje hace un año sobre Venezuela, al tratado de hoy, es haber dado una gran caída. 

Veo también la crítica del Senador Davis, las observaciones del representante Livingston, a quien parece el tratado un plan para dar a Gran Bretaña cuanto reclama, aun al oeste de la línea de Shomburgk y luego establecer los títulos de usurpadores británicos a todo lo que valga en los demás; la opinión del Senador Morgan según el cual el tratado ha establecido la soberanía de los usurpadores; el parecer del señor Coudert, miembro de la comisión investigadora, que ya ha declarado a favor del convenio, puede ser candidato de la Corte Suprema para las funciones de árbitro. 

Me fijo además del análisis hecho por el propio Journal de las clausulas del protocolo, que se hallan perjudiciales para Venezuela, sobre todo la de los 50 años, en lugar de los 60 propuestos desde el principio, porque se piensa que sanciona la línea de Shomburgk trazada en el año 1841, y la regla 3 susceptible a dar margen a cuantiosas indemnizaciones a favor de individuos que se han metido en territorio extraño. 

Me llama mucho la atención que el ministro de Mexico, Señor Romero, cuyo dictamen creía usted favorable al tratado, haya dicho que la “Gran Bretaña ganará, que contará con el quinto arbitro”. 

Aseveran que el Señor Olney cayó en la celada que le puso Sir Julián Pauncefote, y así convino en ciertas concesiones vitales para la Gran Bretaña y peligrosas para Venezuela. 

Hasta dicen que el ministro de Venezuela, con ser un diplomático experimentado, fue tratado con escasa cortesía y apenas se le consultó. 

He leído que van a imprimirse, o mejor dicho, que se están ya imprimiendo, los documentos reunidos por la diligencia de la Comisión Investigadora, mas sin observación alguna acerca de sus merito, o de la influencia que puedan tener en pro o en contra de las partes en litigio. Se refiere esto a los principales informes de los profesor Jameson y Burr, acerca de los establecimientos y archivos Holandeses, de Justin Winsor sobre cartografía y el gran atlas de mapas históricos de Mallet-Prevost, de los facsímiles de los grandes mapas matrices, unos cincuenta y cinco, que han resultado todas las demás cartas de Guayana, y de los mapas claves hechos por los expertos de la Comisión, en los cuales se da la configuración del territorio disputado con su ríos, costas y montañas, y sobrepondrá en colores la situación de los establecimientos en varios periodos , la formación geológica y otros rasgos que presentan una revista grafica de la controversia. Se agregan que se imprimirán para uso futuro los importantes documentos descubiertos en Holanda por el Profesor Burr, y que se creen desconocidos por las partes del litigio. Que fuera de esas publicaciones, la comisión no tiene idea de dar ningún informe, son que confía ser exonerada tan pronto como los buenos oficios de los Estados Unidos hallan sido formal mente aceptados por los contendores. 

Ya se ve que tal publicación, apenas hecha, deberá conseguirse para el gobierno. 

En periódico de Demerara y de Londres se ha visto que el señor Harrison, el detenido en la pica del Acaribisi, cree que los árbitros deberán considerar y decidir las reclamaciones Británicas a Tumeremo, El Callao, El Carabal y Guasipati, como incluidas en el convenio, sin embargo de haber dicho Lord Salisbury, y escrito en el mapa entregado al Doctor Modesto Urbaneja, que no insistía en tal pretensión extrema. Todo esto se estima que proviene de no haberse especificado el territorio de la disputa en el protocolo. 

Aquí se han publicado artículos sobre la cuestión, unos en pro y otros en contra. 

La regla (a) ha parecido de sentido dudoso. Quien juzga que la dominación política de un distrito y la colonización de él, que los árbitros puedan estimar como suficiente posición adversa o títulos por prescripción, han de durar los cincuenta años de que habla la primera clausula: quien opina que, sea cual fuere, la duración de tal dominación o colonización, surtirá efecto de hacer perder a Venezuela el territorio a que se apliquen. 

De aquí resulta la necesidad de pedir alguna aclaración de los puntos oscuros del proyecto, de suerte que se pueda explicar al Congreso cuando en el estudio de él se ocupe. 

La precipitación con que se exigió al Gobierno resolviera sobre el contenido de un memorandun que por primera vez se presentaba, y cuyo autor no ha dado ningún esclarecimiento sobre el particular, impone la necesidad de pedirlos para mayor instrucción del Ministerio, con vista de los citados juicios, de la prensa de ese país, y de los demás que no hayan aquí venido. 

No cerrare este oficio sin notar que los contenidos de “New York Journal”, referidos antes, aparecen en contradicción con los informes que habían llegado a esta ciudad en cuanto al propósito de ese gobierno de publicar , simultáneamente con el mensaje anual, el consabido protocolo; informes que movieron a imprimirlo aquí, previo aviso a Washington, el 09 de este mes, en unión de la carta del señor Cleveland para el General Crespo y la respuesta de ella antes de haberse despachado el lugar de su destino. 

Como usted llegaría a Washington el viernes último y se pondría desde luego en comunicación con el Señor Olney, he estado aguardando algún telegrama respetos a la probabilidad de conseguir las modificaciones y añadiduras solicitadas por el Presidente y su Gabinete, mas nada hasta hoy he recibido. Si algo viniere antes de salir este pliego, me apresurare en ponerlo en conocimiento del gobierno 



Señor José Andrade 

Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Venezuela en los Estados Unidos. 

Washigton , D.C.




Fuente : M.R.E. A.C., Archivo Gran Bretaña, Limites de Guayana, Bases Propuestas por EE.UU, Vol. I, Tomo XXXIII (1896-1897) Folio 95.

Para leer el Acta de Washigton del 02 de febrero de 1897: http://esequibonuestro.blogspot.com/2012/02/por-cuanto-el-dia-dos-de-febrero-de.html

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