Tomado de entorno inteligente.com
Por Victor Rodriguez
Martes 22 de mayo de 2012.
El régimen venezolano ha causado enormes daños a las instituciones, a la economía y a la sociedad venezolana, pero, particularmente, a la soberanía e integridad territorial, a pesar de que se vende como un defensor a ultranza de ella recurriendo a interpretaciones sesgadas, en particular, cuando desprecia los órganos internacionales de derechos humanos. La entrega de nuestra soberanía a Cuba es muy grave, pero más lo es entregar el territorio en reclamación, por las omisiones y acciones torpes de un régimen irrespetuoso, al que solamente su permanencia en el poder le interesa. Si la primera se recupera, cuando ocurra el cambio de rumbo el próximo 7 de octubre y los venezolanos retomen el manejo de sus instituciones, la segunda se presenta más difícil de recuperar porque el Derecho internacional es más rígido que las posturas políticas circunstanciales. El régimen ha venido abandonando nuestra pretensión en relación con el territorio Esequibo mediante inacciones expresadas por el silencio que se podría convertir en aquiescencia, pudiendo dar lugar, en determinadas circunstancias, a la aplicación, por Guyana, del estoppel por el cual Venezuela estaría impedida de desconocer la situación representada por sus declaraciones, acciones u omisiones (silencio) que habrían creado expectativas en Guyana. Le defensa del territorio Esequibo (más de 150.000 km), una constante en los gobiernos democráticos desde 1958, no parece ser la prioridad del régimen bolivariano. La ignorancia y la desidia, su desorganización interna e, incluso, las manipulaciones políticas a las que recurre, contrarias a los intereses del Estado, hacen que el régimen bolivariano cometa errores de forma y de fondo muy graves, lo que le asocia a Guyana en su intención de pretender considerar terminada la controversia jurídica planteada por la consideración de "nulo e írrito", por Venezuela, del laudo arbitral del 3 de octubre de 1899, después de conocerse los valiosos documentos de Mallet Prevost en los que se fundamenta la posición venezolana. Venezuela rechaza el laudo desde siempre, más desde 1962 cuando plantea la situación a la comunidad internacional, y desde 1966 con la firma del Acuerdo de Ginebra para que conozca la controversia, reconocida en el artículo 1º de ese texto y que hoy sigue pendiente, en manos de los buenos oficios del secretario general de las Naciones Unidas. Los guyaneses, apoyados por los "amigos" y "beneficiarios" del Alianza Bolivariana para las Américas, pretenden que no hay más controversia entre los dos países, lo que se podría deducir, según ellos, de los actos y comportamiento de Venezuela. Pero la controversia persiste. La Corte Permanente de Justicia Internacional, en su decisión (1924) en el caso Mavrommatis (Serie A, Nº 2, p.11) define la controversia jurídica como "el desacuerdo sobre un punto de derecho o de hecho, una contradicción de tesis jurídicas o de intereses entre dos personas…". Sucesora, la Corte Internacional de Justicia precisa años más tarde, en 1950, en su opinión consultiva sobre la Interpretación de los tratados de paz (p. 74) que "la existencia de una controversia debe ser establecida objetivamente. El simple rechazo (de una de las partes) no significa que la controversia no exista". La controversia está planteada a pesar del silencio del régimen bolivariano y de las torpezas que persisten. La representación de Venezuela en las negociaciones que se llevan a cabo bajo los buenos oficios del secretario general está en manos de comodines osados e incapaces que ignoran el Derecho internacional. En cuanto al fondo, Venezuela tendrá que desmontar los efectos del silencio y de la aquiescencia que se hubiera podido derivar de ese silencio. Los comportamientos, las acciones o inacciones y las declaraciones unilaterales de los representantes del Estado tienen consecuencias jurídicas importantes, como quedó reflejado en los principios rectores adoptados por la Comisión de Derecho Internacional en 2006, elaborados con base en los informes que presenté como relator especial, lo que fue un gran honor para mí. (Documento de la Organización de las naciones Unidas, A/61/10, p.407 y ss). La entrega del país, más aún la del territorio, es responsabilidad de quienes actúan en nombre del régimen, y sobre ello deberán responder ante la historia, también ante la justicia cuando los órganos judiciales nacionales funcionen adecuadamente. La traición a la patria está presente en éstas y otras actuaciones del régimen.
http://www.entornointeligente.com/articulo/1267151/VENEZUELA-Entrega-reiterada--Victor-Rodriguez-C-22052012
Observación: Al referirse a Guyana (República Cooperativa de Guyana) Venezuela sólo reconoce su territorio al este del río Esequibo (Nota de Reconocimiento de la Cancillería al Nuevo Estado de Guyana del 26 de mayo de 1966: "En consecuencia, el territorio de la Guayana Esequiba sobre el cual Venezuela se reserva expresamente sus derechos soberanos, limita al este con el nuevo Estado de Guyana, a través de la línea media del río Esequibo, tomado éste desde su nacimiento hasta su desembocadura en el Océano Atlántico."
Observación: Al referirse a Guyana (República Cooperativa de Guyana) Venezuela sólo reconoce su territorio al este del río Esequibo (Nota de Reconocimiento de la Cancillería al Nuevo Estado de Guyana del 26 de mayo de 1966: "En consecuencia, el territorio de la Guayana Esequiba sobre el cual Venezuela se reserva expresamente sus derechos soberanos, limita al este con el nuevo Estado de Guyana, a través de la línea media del río Esequibo, tomado éste desde su nacimiento hasta su desembocadura en el Océano Atlántico."
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