Tomado de El Universal
Por José Félix Díaz Bermudez
Lunes 1 de septiembre de 2014
En diversos momentos a finales del siglo XVIII habían ya surgido noticias preocupantes con respecto a las ilícitas pretensiones inglesas sobre los territorios españoles en las Indias y en particular en Venezuela, pórtico del continente y cuyas costas y ríos habilitaban francas posibilidades al comercio y a la navegación interior en la América Meridional. El conocimiento de tales posesiones fue estudiado de manera constante por diversos gobiernos ingleses los cuales disponían de informes sobre la situación de nuestras provincias en variados aspectos políticos, militares y económicos suministrados por agentes, representantes y viajeros, pero también por quienes de nuestra parte promovieron la independencia.
En la proximidad de los sucesos con que iniciaría el siglo XIX, el gobernador de Cumaná informó a don Manuel de Guevara Vasconcelos, capitán general de Venezuela (1799-1807), sobre los testimonios de tres prisioneros ingleses quien fueron aprehendidos por un corsario francés y confesaron que su país se había apoderado de: "Vervich, Esquivo, y Demerary. Es decir que están colindantes con la Guayana". De la misma manera, refirió la inusitada actividad que estaban realizando las tropas británicas en sus dominios insulares de Granada y Trinidad, inclusive la compra de esclavos para hacerlos soldados y entre los cuales: "300 de estos recién comprados están ocupados en fortificar Gaspar Grande", isla cercana a Venezuela.
Los detalles que se difundieron fueron que: "Demerary se rindió sin la mayor oposición..." donde parte de sus pobladores eran de origen inglés; pero, por el contrario, Martinica no les iba a resultar fácilmente conquistable ya que la misma se: "halla bien organizada, y con 360 cañones gruesos que han montado" y que según las estimaciones de Villaret, 12 mil hombres no resultaban suficientes: "...para que les quiten la Isla".
Alarmado por esta situación, Guevara Vasconcelos se apresuró a informar al Rey el 20 de diciembre de 1803, señalando sobre la gravedad de la toma de las indicadas colonias: "cuya vecindad es muy peligrosa y expuesta" con respecto a Guayana, que era preciso conservar frente a tantas apetencias desde los tiempos de la pretendida existencia de El Dorado que atrajo a múltiples aventureros y conmovió la imaginación de una Europa tantas veces abatida por la pobreza y por la guerra.
El interés de contrarrestar las aspiraciones británicas en el Caribe así como impedir las sediciones promovidas contra los intereses coloniales de España fue una de las más destacadas acciones de Guevara Vasconcelos, lo cual le fue reconocido entre otros por el capitán general de Guadalupe el 26 de enero de 1802, territorio en el cual se habían insurreccionado grupos de negros y mulatos, al igual que en otras islas y en tierra firme, lo cual anticipaba futuras tentativas en las cuales se entremezclaban deseos legítimos de independencia, con el interés de establecer nuevos enclaves a favor de otras potencias que pugnaban por reemplazar el dominio español con argumentos diferentes pero con similares pretensiones de influencia y de poder.
No escapaba al conocimiento de las autoridades españolas esos esfuerzos del gobierno británico al respaldar la subversión en sus colonias, que según Guevara Vasconcelos intentaban: "renovarla y fomentarla por medio de papeles incendiarios y comisarios pérfidos formados y dirigidos por Manuel Gual y Juan de Manzanares en Trinidad" y añadía: "tuve bastante motivo de recelar de Miranda y Vargas [Pedro Fermín de Vargas], y contra todos ellos y sus proyectos", por lo cual adoptó distintas providencias.
Sus esfuerzos se dirigieron a impedir aquellos planes contra España. Su informe a la corona en febrero de 1802, daba cuenta de las vinculaciones existentes entre Inglaterra y los actos de sedición en Venezuela evidenciando: "el peligroso estado de estas provincias", la existencia de: "un riesgo continuo y muy grave con la isla de Trinidad en poder de los Ingleses", refugio de todos los movimientos para deponer la autoridad peninsular.
Ante a tales hechos, Guevara Vasconcelos evidenció la resolución de defender toda: "la dilatadísima extensión de la provincias" a su cargo y, en particular, las de Cumaná y Guayana, instruyendo importantes medidas militares contra la amenaza de invasión inglesa a la primera en 1799 (en cuya defensa acudió Carlos Palacios, tío de Bolívar, teniente del Batallón de Blancos de Caracas) y con respecto a la segunda, al advertir en 1803 aquel ilegítimo avance sobre nuestro Esequibo.
Posteriormente, no en balde fue apresada en 1805 "en el barlovento de Guayana", "en el sotavento de Muruca" (Moruca), "en la ensenada del cocal de la costa de Esquivo y de Demerary", territorio nuestro, una piragua que ingresó ilegalmente en esas aguas de la Capitanía General de Venezuela lo cual testimonió autoridad, sentido de soberanía, posesión y dominio.
http://www.eluniversal.com/opinion/140902/la-invasion-inglesa-al-esequibo-y-cumana
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